1 Una mansión pompeyana
La moda y la ostentación se daban cita en el hogar
En gran parte de las mansiones pompeyanas organizadas en torno a un atrio, junto al impluvium, o estanque central, se disponía una mesa de mármol que parecía dar la bienvenida a inquilinos y visitantes. Denominada car tibulum, los modelos y decoración variaban en función de los gustos del propietario. Se cree que, durante las recepciones o visitas de insignes clientes, la familia disponía sobre esas mesas llamativos objetos, o incluso algunas viandas, a modo de recibimiento. En torno a esos objetos se disponían las mil maneras de vivir en la antigua Roma, que dependían de la capacidad socioeconómica de los propietarios, que llegaban a invertir cuantiosas cantidades para transmitir sus aspiraciones sociales al resto de la sociedad.
Invierno y verano
Como lugar abierto, el atrio, donde se situaban las mesas, servía de espacio distribuidor en torno al que se abrían otras estancias de la casa. Con apenas 500 m2, esta casa, atribuida a Marco Lucrecio Frontón, representa a ese grupo social lo suficientemente poderoso como para transmitir el poder y las nuevas modas surgidas desde época augustea. Su decoración, de tercero y cuarto estilos pompeyanos, estructura la vida en torno a dos zonas bien diferenciadas. Una más invernal, en torno al atrio, y otra más estival, en torno al jardín trasero, o peristilo, decorado con escenas de animales salvajes. Un tablinum con una exquisita decoración mitológica y de arquitecturas fantásticas separaba el atrio y el peristilo. Cocina, estancias de servicio, salas de banquete e incluso una planta superior completaban el diseño arquitectónico.
2 Inmortalizar la agónica muerte
El yeso y las resinas sintéticas han “revivido”