Dos años consecutivos de sequía en España –el mayor productor mundial de aceite de oliva, con casi la mitad de la producción global– han devastado las últimas cosechas y han provocado que los precios del aceite de oliva se hayan más que duplicado (como hemos notado todos en los supermercados, bares y restaurantes). Y las previsiones meteorológicas para este año no son tampoco nada halagüeñas. La próxima cosecha no parece que vaya a ser mucho mejor. Todo depende de que tengamos una primavera con lluvias abundantes.
Según algunas estimaciones, Andalucía representa la mayor parte de la producción del país. En 2022, la producción del país fue,mente, la mitad de su media reciente; pero la ‘pertinaz sequía’ (de la que ya se hablaba como tal en los años sesenta en el NO-DO) siguió y los productores españoles perdieron hasta una quinta parte de las cosechas inicialmente previstas para 2023.