ELECCIONES
Pese al afán presidencial de minimizar su presencia, la violencia también está en campaña. Aunque formalmente la búsqueda por el voto apenas arrancó, los ataques a políticos con aspiraciones electorales en el país han ido en ascenso desde que el proceso electoral se inició en septiembre último.
Inocultables, los hechos que desde hace años han puesto en jaque al sistema político electoral mexicano se han convertido en un nuevo contador de la violencia en México; no hay filiación política a salvo, pero sí una tendencia clara: los blancos principales han sido aspirantes o candidatos locales.
Diversas organizaciones sociales, académicas y hasta financieras se han dedicado a registrar la violencia política que el presidente Andrés Manuel López Obrador se obstina en desestimar, pese a que los militantes de su partido, Morena, han aportado el mayor número de víctimas. Además, de que el mayor número de casos ha ocurrido en entidades gobernadas por el partido of icial. Y aún quedan los tres meses de campaña formal.
El panorama de la violencia ligada a la política y a la delincuencia organizada es una preocupación de varios sectores de la sociedad a decir de