Un aroma particular invade la habitación. Es como si alguien hubiese fumado cigarrillos, pero el olor es distinto y no hay humo. Además, en la mesa no hay ceniceros ni colillas y nada indica que recientemente se hayan utilizado encendedores o fósforos. “Una de las ventajas es que, en ambientes cerrados como el que estamos ahora, un cigarrillo convencional genera humo y olor, mientras que este dispositivo no tiene ese problema”, dice Mario Maseroli, presidente en América Latina de Philip Morris International (PMI), mientras señala un aparato que se encuentra sobre la mesa. Y agrega: “Se puede usar en cualquier lugar sin molestar al resto, es más discreto y tiene un aspecto moderno e innovador”. El dispositivo que Maseroli describe es el IQOS, una innovación libre de humo de PMI. A diferencia de la combustión, que libera alrededor de 6.000 productos químicos, el IQOS calienta el tabaco a temperaturas inferiores produciendo un aerosol que contiene un promedio de 90% de niveles reducidos de sustancias químicas dañinas, según distintos estudios llevados a cabo por instituciones académicas en el Reino Unido, Países Bajos, Alemania y Rusia, entre otros.
“Si hablamos de acá a 10 años, es difícil pensar que alguien empezará fumando cigarrillos convencionales. En