“UN LIGERO TOQUE DE ALERTA ME OBLIGA A ESTAR PRESENTE Y ESA ADRENALINA ES A SU VEZ MUY INTERESANTE”.
A sus tan solo veinte años, Wyatt Bunce decide vivir durante cuatro meses en París, y es en esta mágica ciudad donde sintió una conexión especial con el arte. Recuerda que, entrando en la Sala de Impresionismo en el Museo d’Orsay, vio por primera vez La Pie, de Claude Monet, óleo sobre tela que el artista pintó durante el invierno de 1868-1869.
Bunce permaneció frente a la pintura durante más de diez minutos, conectado por alguna razón a esta obra de arte. Algo le recordaba a su hogar. Y ese momento fue, sin duda, importante, pues hasta ese día, Wyatt jamás había pintado nada