¿Cómo influyó tu formación en artes visuales en tu carrera como músico?
Desde que era niño, soñaba con ser pintor y, más adelante, en la universidad estudié pintura y dibujo. Al graduarme, mientras intentaba ser pintor para pagar mis gastos de vida, conseguí un trabajo como profesor de arte infantil en Chicago y ese fue el trabajo más divertido hasta que comencé a tocar música. Creo que la curiosidad que tenemos por el mundo en general es mayor cuando somos niños y por eso trato de vivir como uno, manteniendo ese sentimiento de asombro y esperanza en lo que me rodea.
Esa experiencia me dejó muchos aprendizajes e influyó en mi música especialmente porque me enseñó que debería estar haciendo arte por el arte y no pensar en cómo ganar dinero haciendo algo. Cuanto más infantil pueda mantenerme, siento que mejores son mis canciones.
Guíanos por tu proceso creativo, ¿cómo pones tus pensamientos en palabras y música?
Generalmente, me siento con la guitarra y toco algunos acordes y tal vez salga una pequeña melodía mientras tarareo algo que me gusta y lo grabo con mi celular para no olvidarlo. Siempre tomo notas de pequeñas cosas que escribo, cosas que siento o quiero decir.