JUNTO A UN MOTEL BARATO A POCOS PASOS DEL MAR, doy marcha atrás con mi Challenger delante de una de las habitaciones. Este coche verde cuesta 66.815 dólares (más impuestos) y ha sido el coche soñado de muchos estadounidenses. Aún lo es.
Una mujer joven sale de la habitación que está detrás de la parte trasera de mi Dodge, maldiciendo, excitada o sobresaltada por el soni do del motor. Se detiene, mira fijamente, asiente con la cabeza, casi sonríe, murmura "guay" y desaparece de nuevo en su guarida. Quizá vuelva a probar suerte esta noche en los casinos baratos de Atlantic City. Puede que este instante haya sido lo mejor de su día.
Este es el último baile en plan para Dodge, ya que probablemente en el futuro sólo funcione con electricidad. Al menos nunca volverá a ser como a ti y a mí nos gusta: ruidoso, salvaje y sucio. Un poco