Es imposible rastrear dónde, cuándo y cómo, el ser humano tuvo su primera experiencia con las drogas, en este caso, alguna planta psicoactiva (MÁS ALLÁ, 378). Pero, hay que sospechar que esta debió producirse mucho antes de la Revolución Neolítica (8000-4000 a.C.), cuando el ser humano logró domesticar la Naturaleza, permitiendo que aquellas comunidades nómadas que peregrinaban buscando alimento en un entorno siempre hostil, pasaran a convertirse en comunidades sedentarias. Es probable que el conocimiento de las drogas aconteciera bien temprano en el amanecer de una humanidad que todavía no había alcanzado su evolución como homo sapiens…
ANIMALES, ¿LOS PRIMEROS EN ALCAZAR EL ÉXTASIS?
Nuestra especie humana, que pretende desgajarse del reino animal, no se distancia mucho de sus “hermanos menores” en su camino de exploración interior a través del uso de psicoactivos. Antes de que el chamán ingiriera hongos para su vuelo onírico, hubo ciervos que exploraron ese mismo viaje. Antes de que el hombre abrazara la ebriedad del alcohol, hubo elefantes que se emborrachaban en manada. Antes de que los humanos integraran la cotidianidad de la taza de café, hubo cabras que se excitaron ingiriendo sus semillas (ver cuadro).
Tal y como describe en “Las drogas en la Prehistoria” (2006): “Nuestros antepasados más remotos practicaban una economía de subsistencia basada en la recolección y la actividad carroñera. Es de suponer, por tanto, que estos depredadores primitivos, que vivían en estrecho contacto con la naturaleza, sometieran a su entorno a una intensa observación que les llevaría a descubrir las características de su flora y