Más allá de lo evidente, avanzan en silencio ciertas tendencias geopolíticas ocultas tan sutiles como arrolladoras. Auténticas placas tectónicas deslizándose bajo nuestros pies que aventuran terremotos sociales de fatales consecuencias si no se le pone el adecuado remedio. Operan como tenebrosas dinámicas políticas y tecnológicas que se vienen gestando desde hace tiempo, acumulando una alta probabilidad de eclosionar con el cambio de calendario. Señalaba Zanny Minton Beddoes, el editor jefe de The Economist, que «la mayor parte de los habitantes del planeta viven en países que celebrarán elecciones nacionales en 2024, la primera vez que se alcanza este hito. Según los patrones recientes de participación electoral, cerca de 2.000 millones de personas en más de 70 países acudirán a las urnas. Se votará desde Gran Bretaña hasta Bangladesh, desde la India hasta Indonesia».
LA DEMOCRACIA EN PELIGRO
Esta previsión podría indicar que los regímenes democráticos gozan de una excelente salud a lo largo y ancho del globo. Nada más lejos de la realidad. Como el propio Minton Beddoes se encargaba de precisar: «Lo que parece que debería ser un año triunfal para la democracia será todo lo contrario. La contienda más importante, con diferencia, las elecciones presidenciales estadounidenses, será tan venenosa y polarizadora que ensombrecerá la política mundial. Con los conflictos como telón de fondo, desde Ucrania hasta Oriente Próximo, la futura dirección de EE UU –y con ella, el orden mundial que el liderazgo estadounidense ha mantenido hasta ahora– estará en juego. Será un año angustioso y peligroso. Algunas elecciones serán farsas evidentes. En Bielorrusia o Ruanda, por ejemplo, la única cuestión es cuán cerca del 100% estará el porcentaje de votos del presidente en el poder. Vladímir Putin, que cambió ilegalmente la Constitución para eliminar el límite de mandatos en 2020, ganará sin duda un tercer mandato consecutivo (y el quinto en total) como presidente de Rusia».
Con respecto a los continentes asiático y africano, la perspectiva no