Según Pausanias, el rey arcadio Licaón intentó poner a prueba la intuición y sabiduría del dios Zeus con un plan siniestro. Para ello, el monarca sacrificó a su hijo y se lo sirvió cocinado a la divinidad para comprobar si Zeus conseguía adivinar el origen de la vianda. Asqueado por su comportamiento nefando, Zeus castigó a Licaón transformándolo en lobo.
Presente en los textos de la antigüedad en múltiples versiones (Ovidio narra la historia en su Metamorfosis y la Bibliotheca de Pseudo-Apolodoro atribuye el asesinato del muchacho a uno de los hijos de Licaón), todas ellas coinciden en testimoniar el mito del nacimiento de la licantropía. Derivado del griego, el término licantropía (de lycos «lobo» y anthropos «hombre») designa tanto la transformación lobuna del ser humano como la adopción de un comportamiento animalesco y salvaje en el que el hombre lobo se representa frecuentando parajes desiertos y ruinas durante la noche, al acecho de víctimas de las que alimentarse.
Aunque el licántropo se considera más un personaje de la literatura y el cine de terror que una verdadera amenaza, la ciencia apunta a que la licantropía sigue manifestándose en el presente bajo la forma de un raro disturbio psicológico: la licantropía clínica. Esto es lo que sabemos de ella.
Este síndrome neuropsiquiátrico poco frecuente, cuya etiología precisa se desconoce y para la que la psiquiatría ha propuesto distintas hipótesis de interpretación, lleva a quien lo padece a creer que tiene la capacidad de transformarse en animal, ya sea un lobo u otro tipo de criatura.
ESTUDIOS CIENTÍFICOS
El paciente afecto de licomanía o