rrar tiene mala prensa. Todos tratamos de evitar el error, en los cálculos, en nuestras decisiones. El yerro es una objeción a la eficiencia, a la precisión que exigen (más que nunca) nuestros tiempos. Y, sin embargo, qué difícil resulta su evitación. Incluso podríamos especular con el enunciado de un hipotético teorema: los errores, como la energía, no se crean ni se destruyen sino que únicamente se transforman. Nos consuela pensar que un empeño denodado podría redundar en la supresión de los errores. Insistimos en la concentración, en la simulación de accidentes como método de prevención, en sistemas de control cada vez más avanzados y exhaustivos. El corrector del programa de edición con el que escribo este texto me avisa cuando cometo una falta de ortografía o escribo
ELOGIO DEL ERROR
Dec 21, 2023
5 minutos
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