Ganan más, gastan más, viajan más. Si tuviéramos que resumir en tres frases por qué el turismo LGBTIQ+ –o turismo de la diversidad– es, además de una cuestión básica de derechos humanos, un segmento que no se debería descuidar, la respuesta podría ser esa. En pocas palabras, los viajeros y viajeras que integran este colectivo (medio millón llegados desde el exterior, seis millones locales) se caracterizan por destinar recursos al bienestar, el disfrute y la experiencia viajera.
Según Gustavo Noguera, secretario de la Cámara de Comercio LGBTIQ+ de Argentina, el público de la diversidad “es, en general, más fiel. De todos modos, y tal como la sociedad, este grupo es diverso también económicamente. Lo que sí queda claro es