Para los creyentes en la piramidología (ver cuadro), la gran pirámide de la meseta de Gizeh sería el ejemplo más evidente de que los antiguos egipcios conocían la existencia de energías invisibles, cuyos efectos serían multiplicados por estos monumentos en piedra, convirtiéndolos en auténticas máquinas generadoras de energía. Numerosas experiencias parecerían evidenciar que las construcciones piramidales fueron erigidas para generar caudales de energía que tendría efectos catalizadores en diversos ámbitos: desde la conservación de alimentos hasta la potenciación de fármacos antibióticos pasando por la posibilidad de facilitar una vía interdimensional hacia viajes interestelares.
, autor de “Recuerdos del futuro” (1968) –considerada la “biblia” de los Ancient Aliens (MÁS ALLÁ, 374)–, especula con la posibilidad de que las pirámides constituyan centros generadores de energía insospechada, cuyos efectos pueden producir una mejora en la calidad de vida, pero que la ciencia ortodoxa se niega investigar. En “Los Ojos de la Esfinge” (1990) argumenta: “Las fuerzas que actúan en las pirámides y los números que resultan de las mediciones realizadas en ellas son hechos irrefutables; sinpirámide o conservar durante mucho tiempo verduras, flores o fruta fresca? Yo sé muy bien como viejo trotamundos que soy, con qué velocidad se averían los medicamentos delicados en los países del tercer mundo porque las neveras no funcionan o no existen. ¿Por qué razón ninguna multinacional química se atreve a lanzar al mercado envases con forma piramidal?”.