Hay unanimidad en que 2023 ha sido uno de los mejores años de la historia en cuanto a cantidad y calidad de lanzamientos. Quizá sería arriesgado calificarlo como el mejor de todos, pues habría que poner en una balanza no sólo un gran volumen de subjetividad, sino también cuestiones como la evolución gráfica, la innovación jugable o el poso narrativo que marcaron otras concatenaciones de juegos del pasado. Por ejemplo, a bote pronto, se nos vienen a la mente 1998 (cuando se alinearon The Legend of Zelda: Ocarina of Time, Metal Gear Solid y Half-Life), 2013 (cuando concurrieron BioShock Infinite, The Last of Us y GTA V) o 2001, cuando, sólo en Occidente, se juntaron Shenmue II, GTA III, Gran Turismo 3 o Silent Hill 2. Sería injusto y muy atrevido emitir tal juicio. Aun así, cuesta recordar un año en el que, objetivamente, coincidieran tantos y tan buenos lanzamientos.
La cosecha de juegazos ha sido tan excepcional que no nos hemos podido resistir a hacer un repaso pormenorizado y dividido en diversas categorías que, a la vez, pudiera servir como guía de compra, ahora que se acercan las Navidades y, además, muchos juegos están rebajados sensiblemente por las ofertas del Black Friday. En ese sentido, hemos procurado incluir todos aquellos juegos que han sido calificados con una nota superior a 85 en Hobby Consolas, así como algunos que, aun teniendo entre 80 y 85, tengan alguna singularidad muy notoria. En relación con eso, el volumen de trabajo ha sido tal que, incluso, ha habido juegos de los que no hemos publicado crítica, así que, en esos casos, hemos puesto la nota media de Metacritic. En total, nos han salido más de medio centenar de juegos que merecen máxima atención.
MOËT & CHANDON, A RÍOS
En la industria de los videojuegos, casi nada es casualidad, y este festival de la cosecha tiene un par de motivos evidentes. El más claro es que el sector está en un punto muy maduro, con todas las plataformas actuales asentadas en mayor o menor medida. El otro hay que buscarlo en la pandemia. Tras el atasco que motivaron los cambios organizacionales, con la transición hacia el teletrabajo en muchos estudios, infinidad de juegos sufrieron retrasos, especialmente aquéllos que, en 2020, estaban en una fase temprana de su producción. Si uno echa cuentas, es normal que, tres años después, al descorcharlo, ese champán haya salido disparado en todas las direcciones y desde todos los países imaginables.
En 2023, se ha producido también un combo generacional de puntuación SSS. Por un lado, Switch, tras siete años en el mercado, ha tocado probablemente su techo, antes de ser relevada, salvo sorpresa, por un nuevo hardware. Por el otro, tras tres años desesperantes a medio gas por culpa de la falta de stock y los desarrollos intergeneracionales, PlayStation 5 y Xbox Series X-S han salido ya disparadas de la órbita terrestre en busca de la eternidad.
En el caso de Switch, aunque es una consola que ha recibido mucho más apoyo multiplataforma que sus predecesoras, llama la atención que, a la hora de la verdad, Nintendo se sigue bastando ella sola para partir el, , o , junto con juegos nuevos como y . Incluso se podría hablar de la culminación del de . Pero cualquiera de esos juegos palidece si se compara con el tándem que han conformado y , que representan dos formas radicalmente diferentes de hacer evolucionar dos sagas pioneras de la industria que llevan 40 años entre nosotros y que tienen la rara bondad de adaptarse a públicos de todas las edades. Al fin y al cabo, son dos juegos que hasta al adulto más canoso lo hacen sentir como si volviera a ser un niño y siguiera jugando a lo de siempre, a lo de los píxeles ochenteros de NES, como nunca.