El prólogo de la biografía de Pericles, esto es su familia y la importancia de esta durante los dos siglos anteriores, se antoja clave para la forja intuitiva de la figura de Pericles. Una herencia familiar diversa, asimétrica y dicotómica que le ofreció una fortuna inigualable y una maldición perpetuamente amenazante.
Por parte de Agarista, madre de Pericles, este heredó la inmensa riqueza y la maldición del linaje Alcmeónida —la reconstrucción de los antecedentes familiares de Pericles encuentran su origen en Heródoto de Halicarnaso, contemporáneo exiliado de Pericles—. Y es que, casi dos siglos antes de su nacimiento, Cilón, un afortunado y afamado joven ateniense por una victoria olímpica se casó con la hija del tirano de Mégara, cercana a Atenas, y, quizás, creído de más fortuna de la que realmente tenía, perpetró, junto a jóvenes de ambas ciudades, Mégara y Atenas, un golpe de Estado en Atenas frustrado espontáneamente por los ciudadanos atenienses —los cuales demostraron en múltiples ocasiones su disposición a defender la democracia—. Entre ellos, Megacles, funcionario de la familia Alcmeónida. Era el año 640 a. C. y los golpistas fueron ejecutados por su crimen. Sin embargo, lo que en principio era una ejecución por derecho se convirtió en una maldición, pues la acción se tachó de sacrílega, ya que estos se encontraban aferrados a una estatua de la diosa Atenea. El error provocó que Megacles fuera