Gaza vuelve a ser un territorio en disputa, y ¿cuándo no? Hace 3.500 años llegaron las tropas del faraón Tutmosis y, después, las de los reyes bíblicos David y Salomón. Luego, los babilonios de Nabucodonosor II y los persas de Ciro el Grande. Alejandro Magno cayó herido a sus puertas y luego se vengó. Pelearon por ella los seléucidas y los judíos, Pompeyo Magno y Marco Antonio, los cruzados de Ricardo Corazón de León y el sultán Saladino. Mongoles, otomanos y hasta Napoleón. Y todo ello sin llegar siquiera al siglo xx.
Desde que el mundo es mundo, los imperios han querido Gaza por su situación estratégica en la unión de África con Asia y del Mediterráneo con Arabia. Un cruce a medio camino entre Damasco y El Cairo, Constantinopla y La Meca, París y Bombay. Hace dos mil años, Plutarco la llamó “”, la dispensadora de aromas, por ser el puerto clave en el tráfico de especias que venían a Europa desde Yemen y el océano Índico. Aunque hoy tengamos una imagen diferente, los viajeros de la Antigüedad la describían como un vergel a las puertas