¿Alguien ha podido olvidar su primer amor, su primera experiencia de alta gastronomía o su primera mascota? Las primeras veces tienen eso: a poco que sean gratas (si no lo son, supongo que también), devienen inolvidables. Por eso, dudo mucho que alguien haya podido olvidar a su primer cliente.
El primer cliente equivale a un máster en la mejor escuela de nego cios.