Desde junio de 2020, cuando comenzó la polémica construcción de las vías por las que circulará el Tren Maya –una red de mil 520 kilómetros de longitud, 20 estaciones y dos líneas en los estados de Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán–, se convirtió en una ruta estratégica para el tráfico de drogas y de migrantes que los cárteles llevan a Estados Unidos.
Un informe de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), al que este medio tuvo acceso, indica específicamente que tres de los principales cárteles del país operan en los cinco estados por los que pasa el Tren Maya, a los cuales se suman más de una decena de grupos criminales independientes dedicados a distintas actividades ilícitas.
A partir de la construcción de las vías férreas, las bandas delictivas se posicionan en los alrededores, incrementando la violencia en el Sureste.
La Sedena identifica que el Cártel del Pacífico, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel del Golfo son los grupos dominantes que se dedican principalmente al trasiego de drogas, el robo de hidrocarburos y el tráfico de migrantes.
A ellos se suman bandas locales como Los Pelones, Pura Gente Nueva, La Familia