HAZ MEMORIA, HASTA MEDIADOS de la década de 2010 e imagina que eres un directivo de Ferrari ideando el primer vehículo tipo SUV de Maranello. No hay plataforma ni predecesor, así que tienes la difícil tarea de dibujar sobre un lienzo en blanco. Pero las ideas empiezan a fluir: turbos para aumentar la flexibilidad, hibridación para aumentar la eficiencia, un convertidor de par. Todo es plausible. Pero entonces llegan las dudas: ¿por qué no tomar prestado solo una altura elevada, un portón trasero y la tracción total? El resto debería ser puro Ferrari, comenzando por el motor V12.
Eso es lo que estamos viendo aquí, por supuesto. El Purosangue representa una forma de pensar realmente diferente por parte de un fabricante que ha llegado tarde a los SUV y que hace su entrada en escena con sus propios y espectaculares términos. Como su nombre indica, es un auténtico Ferrari. Se adivina con solo pasear por sus proporciones agresivamente dinámicas. Lo sabrás tras un breve periodo al volante: desde la efervescencia de su V12 atmosférico de 6.5 litros, hasta su manejo agudizado por una dirección que cruje como un látigo, una suspensión diabólicamente inteligente y un motor situado tan atrás en el morro que podrías confundirlo con el nuevo V6.
Llegar sano y salvo a la estación de esquí, sortear