Pocos juegos tienen unas mecánicas tan sencillas y adictivas y, a la vez, una historia detrás tan compleja. Esta casi parece un thriller de espionaje, en el que no faltan traiciones, jugadas a dos y tres bandas o la presencia de funcionarios corruptos y mafiosos. Hablamos de Tetris, el fenómeno cultural que ha vendido más de 520 millones de copias entre todos sus ports y versiones posibles, el puzle en el que debemos colocar piezas formadas por cuatro cuadrados (o tetrominos), de tal modo que han de formar líneas completas para desaparecer. Pero ¿conocías su historia? Pues abróchate el cinturón…
El orgullo de la URSS
Tetris, que así se llama la ‘mejor jugada’ del juego original (al eliminar cuatro líneas de una tacada), también sirve para resumir, paradójicamente, el resultado de los milimétricos y calculados movimientos que las siete personas implicadas (el mismo número de piezas que componen el juego) realizaron para que el mundo pudiera conocer esta obra maestra. Pero. Y, juntos, añadieron opciones como el sistema de puntos. El juego, terminado en 1985, fue enviado por la URSS a una academia similar en Hungría, donde desató la fiebre entre los estudiantes, quienes portearon el juego a otros sistemas. En estos regímenes comunistas, no había un circuito comercial donde ponerlo a la venta, pues toda creación era del Estado y, en el caso de la URSS, se gestionaba a través de la empresa estatal ELORG. Con el juego en Hungría, el dueño de la empresa Andromeda Software, Robert Stein, un avispado intermediario que, a menudo, licenciaba software de los regímenes del bloque del Este, dio con el juego. Viendo su enorme potencial, decidió viajar a la Unión Soviética para asegurar los derechos del juego… pero, realmente, no sabía dónde se estaba metiendo ni la que los funcionarios rusos iban a liarle.
