Invertir la flecha del tiempo es imposible, igual que viajar al pasado. Las máquinas del tiempo solo existen en la ciencia ficción. Pero muchas cosas imposibles en física clásica se pueden lograr en física cuántica; en este caso, usando una definición adecuada de la flecha del tiempo. La inversión cuántica de la flecha del tiempo causal es estudiada por la llamada «física del orden causal indefinido», que nació en 2013 cuando el grupo de Giulio Chiribella introdujo el operador cuántico SWITCH, también llamado «inversor cuántico del tiempo» (quantum time flip en inglés). Este operador de alto orden (porque actúa sobre otros operadores) permite intercambiar el orden causal de las operaciones realizadas sobre un cúbit (bit cuántico). Así se logra invertir una versión de la flecha del tiempo, la basada en la causalidad, que las causas preceden a sus efectos.
Los físicos cuánticos se inspiran en la ciencia ficción para buscar nombres llamativos, pero no nos debemos dejar engañar por ellos. Seguro que ya sabes que en el, a pesar de su nombre inspirado en, no se teletransporta nada, solo se copia el estado de un en otro. Se podría llamar «copia cuántica», pero se llama «teletransporte» porque en el proceso se destruye el estado original del copiado. Lo mismo ocurre con la «inversión cuántica del tiempo», en la que, a pesar de su nombre, no se invierte lo que tú llamas tiempo. Solo se cambia el orden en el que se aplican ciertas operaciones sobre un, con dicho orden controlado por otro. Lo más fascinante es.