Ya a mediados del siglo pasado un famoso filósofo afirmaba que pocos periodos de la historia han experimentado tanta agresión a la verdad como lo está sufriendo nuestra época. Si este diagnóstico era cierto cuando los medios de comunicación aún no habían crecido tan exponencialmente como lo han hecho en las últimas décadas, imaginemos qué diría hoy ese pensador.
El caso es que nos sentimos perplejos e impotentes ante la proliferación sin precedentes de burradas, falsedades y mentiras que