Es Fernando Savater (1947), que subraya el papel de la cultura popular como elemento que puede invitar a la reflexión, quien define así la esencia de la película en el prólogo de “El Día de la Bestia: libro oficial” (1995): “Viene a decirnos que el mal camina por la ciudad a nuestro lado y a veces la pureza ingenua del paladín que pretende combatirlo se haya tan contaminada por el azufre criminal que provoca más horrores de los que promete extirpar”.
EL NACIMIENTO DEL ANTICRISTO
Este paladín, contaminado de azufre, que pretende combatir el mal es el religioso Ángel Berriatúa–magistralmente interpretado por (1953-2014)–, catedrático de Teología que se propone hacer “todo el mal que pueda” con objeto de atraer la presencia del Anticristo y exorcizarlo. Como (MÁS ALLÁ, 373), cuya traición es precisamente la que permite que el Mesías cumpla su misión redentora, el padre Berriatúa ha renegado de Cristo como única vía para salvar a la Humanidad. Según su director, (1965), Berriatúa se inspira en su profesor de Filosofía Antigua de la Universidad de Deusto, el filólogo y jesuita (1920-1986), considerado máximo conocedor de la obra de (205-270). Parodiando al que se ha especializado en un ámbito tan extremadamente específico como desconocido para el resto de la humanidad, el padre Berriatúa afirma haber descifrado el Apocalipsis para descubrir la fecha en la que nacerá el Anticristo: el mismo día de