A TARDE ERA NUBLADA, SE ESPERABA LLUVIA pero no a la hora del desfile. El Colegio de San Ildefonso fue el escenario imponente que en su patrio central—donde árboles y arbustos trazan una especie de laberinto—se disponía a recibir la segunda colección de Chiuri inspirada en México. Esta vez Frida Kahlo a través de su arte conectó con la idea de la directora creativa de la casa es parte importante de su narrativa. La puedes ver en traje sastre, como el que usaban los varones de la época o en huipil, con sus trenzas, sus enaguas, su uniceja y sin brassiere. El discurso de Kahlo se apoderaba de la vestimenta para representar, proclamar, protestar y afirmar. ¿Pero cómo aterrizarlo? Maria Grazia tuvo la oportunidad de volver a dialogar culturalmente con la excepcional artesanía mexicana, esta vez de la mano de la más famosa de sus artistas plásticas. Un proyecto de investigación le permitió estudiar a profundidad las implicaciones sociales e históricas de los artesanos, quienes a través de esta colección exhibieron también sus obras y su destreza. Salvaguardar las tradiciones y las técnicas tradicionales es el mensaje principal que se ha visto en las últimas colecciones crucero de Chiuri: Grecia, España e India son algunos de los destinos que ha recorrido enalteciéndolas. El proceso colaborativo en México no fue la excepción e involucró bordados, tejidos, joyas, huipiles y sombreros que se mezclaron con prendas y accesorios extraídos de los archivos de Dior. Se trata de transmitir gestos, patrones y valores relacionados con los textiles y la vestimenta en una visión común del futuro con legados artesanales de calidad, y claro, “Friducha” como ella se hacía llamar con sus amigos y familiares.
