CUENTA LA LEYENDA que la costumbre que adquirió Julio César de llevar puesta una corona de laurel no obedecía a una cuestión de poder, sino a una razón mucho más pedestre: su galopante calvicie. Eso sí, puesto que era un símbolo de victoria, tuvo que contar con el beneplácito del Senado para poder portarla en todo momento. ¿Vanidoso? Tal vez. O quizá pensara que la pérdida de pelo se vería como una debilidad ante sus enemigos. Lo que está claro es que los problemas capilares han preocupado al hombre desde la Antigüedad y siguen haciéndolo, aunque ahora tenemos soluciones.
CUIDADOS POSVERANO
La humedad, el sol, el cloro y la sal agreden la fibra capilar. A la vuelta de vacaciones, Nadia Barrientos, directora de The Madroom, propone un plan de recuperación con infrarrojos, masajes y tratamientos domésticos.
Nacer con un tipo de pelo u otro es cuestión de suerte o, si prefieres, de genética, pero conservarlo o tenerlo bonito dependerá, además,