Quién tuviera el tupé de Elvis… ¡toda la vida! A día de hoy, sentimos decirlo, es todavía una quimera, porque incluso los hombres que han lucido una cabellera imponente en su juventud corren el riesgo de terminar sus días (o no) con un pelo ralo y nada envidiable. Y es que, como confirma la dermatóloga Lidia Maroñas, “el cabello en el varón tiene una mayor influencia hormonal que en la mujer, padeciendo con más frecuencia la miniaturización de los folículos pilosos, que conducen a la caída y pérdida de pelo. Y a nivel de cuero cabelludo observamos mayor tendencia a la seborrea y a los estados de descamación”.
MÁS VALE PREVENIR
La cosa no empieza bien, lo sabemos. Y es que si hay (Ed. Zenith), el envejecimiento del cabello no es algo que llegue de repente a los 50. Se trata de un proceso muy lento, pero progresivo. “El pelo envejece por las alteraciones que va sufriendo su raíz, asociadas al conjunto de factores externos e internos que condicionan nuestra vida y a la genética de cada persona. Con la edad, la fase de crecimiento de la raíz se va acortando cada vez más y esto hace que las fibras capilares poco a poco se vayan afinando. También hay personas que notan que según van cumpliendo años les resulta más difícil mantener o dejarse el pelo largo”, apunta. Y todo esto se explica porque a medida que nos vamos haciendo mayores los ciclos capilares son más cortos, pues se van reduciendo las fases de crecimiento, de manera que se inician nuevos ciclos con más frecuencia y esto hace que el pelo no crezca ni tan largo ni tan grueso.