«¿Pero qué demonios les hicieron a ustedes los bonitos? ¿Por qué tratan de exterminarlos con esa saña?» me preguntó exasperado Sergio, un mexicano al que invité a pasar unos días de verano en Santander, al comprobar que allá donde parábamos a comer siempre nos ofrecían bonito.
El paroxismo bonitero
Aug 18, 2023
2 minutos
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos