Antes de convertirse en una marca de vaqueros, el nombre de James Dean (1931-1955) fue el de un joven frágil y vulnerable de imborrable lánguida mirada, dibujada a los nueve años con la prematura muerte de su madre, y con la que parecía querer presagiar una orfandad efímera: “Mi madre murió dejándolo todo a mi cargo –decía–. ¿Creía que yo iba a poder hacerlo todo solo?”. Es así como comienza a perfilarse la neurótica personalidad de una estrella, tan perecederamente fugaz en el escenario del cine y la televisión, como prematura y eternamente resplandeciente en el empíreo panteón hollywoodiense.
Nuestro "rebelde sin causa" nació un 8 de febrero de 1931 en Marion (Indiana, Estados Unidos), en el seno de una familia de rígidas normas morales, donde la severa autoridad paterna – (1907-1995)– se vio compensada con la sobrada ternura y comprensión de su madre – (1910-1940)–. Marginado por sus compañeros de escuela, Jimmy soportaba las mofas por su miopía, su débil complexión física y su afición al ballet y el violín. Su eterna lucha por integrarse como un adolescente normal le empujaron más tarde a abandonar la música y la danza