@Rafaikkonen
La industria japonesa atravesó un bache en la pasada década. Fue la etapa en que Nintendo tropezó con Wii U, Capcom se despendoló con diversas rarezas, Konami empezó a caer en barrena, Sega casi dejó de exportar la saga Yakuza, Square Enix tuvo que repensar lo que quería hacer con Final Fantasy… Casi cualquier editora del país del sol naciente sufrió sus particulares contratiempos, pero, por suerte, ese momento de oscuridad es ya cosa del pasado. Actualmente, las compañías niponas vuelven a brillar con la intensidad que se les presupone desde que, en los 80 y los 90, definieron, en buena medida, cómo debía ser aquel pujante negocio audiovisual.
Buena muestra de ello va a ser este 2023, en el que se estrenarán títulos como The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, Final Fantasy XVI, Armored Core VI: Fires of Rubicon, Street Fighter 6, Final Fantasy VII Rebirth, Pragmata y muchos otros. Pero, antes de que llegue toda esa artillería, este primer trimestre del año va a ser una demostración de fuerza sin igual. De hecho, ya lo está siendo, pues, en el mes de enero, históricamente perezoso por aquello de seguir al éxtasis navideño, nos ha dejado una retahíla de juegos deliciosos con denominación de origen japonesa. Tal es el caso de Forspoken, Fire Emblem Engage y One Piece Odyssey, a los que cabe añadir las conversiones a nuevas plataformas de Monster Hunter Rise, Persona 3 Portable, Persona 4 Golden o Dragon Ball Z: Kakarot. Y, lejos de frenarse, esa inercia se va a volver aún más impetuosa en febrero y marzo. En un plazo de sólo dos meses, se va a producir una estampida de juegazos de factura y aire nipón.
Para empezar, Omega Force y Team Ninja, los dos estudios estrella de Koei Tecmo, se van a sacar de la manga y . Cada uno lo hará a su manera, pero ambos lucirán un trasfondo medieval asiático para enfrentarnos a desafiantes monstruos. También apostarán por y el indie .
