En el último año de existencia oficial de la 250ª División de la Wehrmacht al mando del General de División Emilio Esteban-Infantes, los «guripas» de la División Azul participaron, el 10 de febrero de 1943, en la batalla de Krasny Bor, uno de los hechos de armas más importantes del ejército español en el siglo xx. Contra todo pronóstico un reducido grupo de soldados españoles consiguieron retener a unas fuerzas muy superiores en número y recursos, logrando frenar la ofensiva soviética y evitar una catástrofe en el Frente del Este.
Desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, España se había mantenido como una nación neutral, pero el hecho de que Alemania estaba venciendo en todos los frentes y el avance imparable de la Wehrmacht en la «Operación Barbarroja», lanzada en junio de 1941, animó al dictador Francisco Franco a unirse a lo que se llamó «La cruzada contra el comunismo» en la que «Rusia es culpable». El caudillo decidió enviar a una unidad de voluntarios a combatirla. Fue la División Española de Voluntarios, conocida como la División Azul debido a las camisas azules de la Falange que llevaban bajo sus uniformes grises de la Wehrmacht.
Krasny Bor, situada a una veintena de kilómetros de la sitiada Leningrado, era una aldea del distrito de Tosno defendida por unos 5000 soldados españoles. Según el capitán Palacios Cueto: «Aquello era una llanura inmensa de hielo, sin ondulaciones ni montañas que quebraran el horizonte». En el ala izquierda las posiciones correspondían al 263º Regimiento de Infantería «Vierna», el 269º Regimiento de Infantería «Esparza» se encontraba en el centro, y a la derecha estaba el 222º Regimiento de Infantería «Pimentel» junto al 250º Batallón de Reserva «Tía Bernarda». Tras esos emplazamientos de primera línea se hallaban otras dos líneas más en las que