MARRAKECH ES UNA CIUDAD famosa por su ajetreo y bullicio, sus típicos tajines y sus simpáticos comerciantes, pero hoy está silenciosa y vacía. El bullicio de la humanidad que palpitaba en sus zocos y calles se ha ido, dejándonos con la duda de si nos hemos topado con algún tipo de confinamiento no anunciado… Estamos en un punto turístico generalmente vibrante y es como si alguien se hubiera olvidado de enchufarlo. Nuestro Dacia Duster da vueltas por la céntrica plaza Jemaa el-Fna, famosa por sus encantadores de serpientes y sus puestos cuando, de repente, de los edificios afloran multitud de hombres, mujeres y niños, corriendo, gritando, soplando con fuerza sus vuvuzelas. Luego nos enteramos que jugaba la selección nacional… está claro que solo el fútbol puede lograr estas cosas.
CAR ha venido a este extraordinario país del norte de África para ponerse bajo la piel de Dacia, cuyo propio ascenso a las grandes ligas ha revolucionado el orden mundial del automóvil. Vendió más de medio millón de vehículos en Europa el año pasado, un aumento del siete por ciento en un mercado cada vez más reducido. ¿Cuál es la clave de su éxito?, pues, a grandes rasgos, que los clientes disfrutan