Sólo puedo quitarme el sombrero ante pilotos coraje como Isidre Esteve, por ser un ejemplo de superación tras su accidente, que le dejó paralizado de cintura para abajo y, pese a ello, compite en el Dakar"
A UNQUE LOS PRIMEROS RA-YOS DE SOL aún se van a hacer esperar, el canto del muecín llamando al rezo ya se escucha como telón de fondo. Ha estado jarreando toda la noche como si no hubiera un mañana, y eso se nota en un país con muy pocas precipitaciones a lo largo del año, por lo que no está preparado para ello.
Además de la lluvia pues mires donde mires siempre encontrarás a alguien conduciendo un Toyota. Es más, en la autopista que nos conduce hasta la salida de la etapa del Dakar, centenares de Toyota FJ Cruiser de la Policía saudí flanquean la vía. Produce cierto mal rollo, pues pienso que van dotados de radares a la caza del extranjero despistado. Pero no, su misión es otra. "Aquí está todo muy bien organizado. Hay mucha policía, mucha. No quieren que se repita lo del año pasado, los atentados de los utíes. Porque si se repite ASO se va de aquí. "Piensa que esto es una ventana para mostrar los cambios que se están dando y preparando el futuro de Arabia para la etapa postpetróleo, como destino turístico", me explica Darío Rodríguez, sanitario español, con 11 dakares a su espalda, lo que le convierte en toda una para los pilotos.