El perfecto equilibrio entre tecnología y artesanía es lo que distingue el trabajo del dúo Mayice, el nombre tras el que se encuentran los arquitectos y diseñadores Marta Alonso e Imanol Calderón. Sus piezas tienen algo de magia, de trampantojo que engaña al ojo y le señala el intrigante camino de lo irreal. El profuso uso del cristal transparente ayuda en ese ir y venir de rayos de luz que proyectan sombras inesperadas. Manejan con sabiduría el misterioso encanto del juego entre las luces y las sombras y lo utilizan para producir un impacto sereno, puro y subliminal en los espacios que crean aportando una experiencia sensorial delicada y sutil.
¿Qué relación tenéis con los procesos artesanales y qué valor les dais frente a la fabricación industrial?
Hemos llegado a los procesos artesanales por pura necesidad, es la única forma de poder realizar prototipos y poder experimentar con ellos. Aunque trabajemos con ordenadores y dibujemos a mano, hasta que no tenemos un prototipo en las manos no somos capaces de dar por bueno lo que hemos diseñado. La cantidad de información que nos da algo que puedes usar y tocar no es comparable al resto de información. El primer prototipo que hicimos fue un taburete, cuando contactamos con la industria nos decían que no hacían prototipos yaprendiendo del artesano y él aprende de ti, en ese momento es cuando surge esa magia que engancha. Esta forma de hacer, llena de valor la pieza final, aunque sea parecida es única. Cada vez existen menos maestros con alto conocimiento de las técnicas y sobre todo que se dejen llevar hasta el límite de sus posibilidades. Todo está en la educación, nos gustaría que otras generaciones quieran ser carpinteros, cristaleros, herreros, cristaleros tendrán mucho futuro. Cuando trabajamos para Real Fábrica de Cristales de La Granja, el maestro Diego Rodríguez siempre nos decía, “la perfección no existe”, para nosotros la imperfección es bella e irrepetible. Actualmente vivimos un momento con el uso muy presente de la inteligencia artificial, consumimos una gran cantidad de imágenes perfectas y cada vez nuestras cabezas están mas alejadas de la realidad. Por ello cuando vemos películas de ciencia ficción, como Blade Runner, nos damos cuenta de que llega un momento en que algo tan básico como una pieza de madera tallada a mano es lo más real y lujoso que puede existir.