Carlos y Camila dos coronaciones y un juramento entre pompa y boato
La ceremonia solemne en la londinense Abadía de Westminster fue la escenificación del poderío de la casa real británica, cuyo deseo es acercarse definitivamente a los ciudadanos.
El mundo recordará qué estaba haciendo y dónde el 6 de mayo de 2023. Porque ese día fue el de la coronación de Carlos III, que tuvo su momento clave cuando le fue impuesta la corona de San Eduardo, la más importante de todas las joyas de la corona británica. Minutos antes había tenido lugar el juramento del rey, el único paso del ritual exigido por la ley. La reina Camila también fue coronada en esa jornada.
Más de dos mil invitados asistieron al evento, que tuvo su epicentro en la Abadía de Westminster, con cien jefes de Estado y la realeza mundial presente, incluidos nuestros Reyes. Todo se desarrolló entre fuertes medidas de seguridad en Londres, en la conocida como “Operación Orbe Dorado”, con un despliegue policial sin precedentes, como la acogida del pueblo británico, que salió en masa a la calle, bajo la lluvia. Y eso que el soberano no es el más querido, con la monarquía en franco declive, rencillas familiares y el Reino Unido en crisis.