La Gran Recesión les pilló a David Meana, Ignacio Navarro, Iñigo Palazón y Ricardo Fernández siendo todavía estudiantes de arquitectura.
Se libraron, pues, de la crisis que hizo tambalearse a muchos de los grandes estudios internacionales. Cuando les tocó salir a pelear su lugar en el mundo, éste había cambiado, pero ellos habían tenido tiempo de pensar en ello de forma orgánica.
Cuando decidieron comenzar a trabajar juntos –las iniciales de sus nombres (DIIR) bautizaron al estudio–, además de concursar por las grandes obras (y ganar varios proyectos), se lanzaron a buscar marcas emergentes del sector del al .