Al momento de poner punto final a este libro, el Partido Verde nos regala un último culebrón en tres actos. Primer acto: casi imperceptiblemente, al momento de refinar la reforma política propuesta por el presidente de la República, el Verde incluyó en el dictamen· una cláusula que le permitiera lo único que le falta por conquistar, una vida eterna que no dependa del electorado, sino de la habilidad de sus dirigentes para negociar alianzas.
Gracias a la labor de escrutinio de los ciudadanos (estamos seguros de que, en medio de la obsesión y la necesidad de los aliados del Verde por cumplirle al presidente, esta adición habría pasado de noche), este pequeño detalle fue detectado y, después de una nueva negociación, los verdes aceptaron retirar la cláusula. Como trasfondo, el Verde anuncia su indecisión por ir en alianza con Morena en los procesos electorales de este año, Coahuila y el Estado de México. El primero, una entidad donde el PT ya va solo y la asistencia de los ecologistas parece indispensable. El segundo, un lugar donde, a raíz de sus años de rémoras del priismo, los del tucán tienen una estructura electoral que Morena necesita. Finalmente, lo de siempre, los verdes anuncian con fanfarrias que sí van en alianza con Morena, mientras la reforma aún no ha sido aprobada.
Segundo acto: Quintana Roo se encuentra en medio de una crisis que afecta su ingreso número uno, el turismo, debido a la entrada de servicios de transportación por medio de aplicaciones, autorizados gracias a una acción judicial. Durante ya varias semanas, los taxistas han bloqueado las