En el 12 aniversario del MPJD
En 1920 Paul Klee pintó un cuadro fundamental, Angelus Novus. En lo personal, la pintura me parece espantosa: carece del esplendor y la sobrecogedora belleza que esos mensajeros tienen a lo largo de la Biblia y cuyo atributo Rilke definió en su primera elegía de Duino como “el comienzo de lo terrible”.
Walter Benjamin, que compró el cuadro en 1921 y lo llevó consigo hasta su muerte, miró, sin embargo, en él una revelación de esa terribilidad entrevista por el poeta. La expresó en 1940, el año de su suicidio,