o fue una grandísima actriz. No está en los libros de historia del cine por tener unas dotes interpretativas únicas, por ser personalísima, ni una virtuosa. No tiene en su haber ni una obra maestra, ni una de esas películas irrepetibles que marcan a una generación. Raquel Welch fue y será siempre El Cuerpo. Por ese sobrenombre se refería a ella todo el mundo y por ese talento se la encumbró y reconoció durante casi veinte años. Pero, además, no fue ese típico juguete roto de Hollywood, como tantos, que contara más tarde ninguna herida tremenda a causa de su belleza, ninguna frustración, acoso, violación o lado oscuro. La historia de Raquel Welch es mucho
