DEL REVÉS
La sensualidad del encaje abandona la intimidad y sale a la calle.
a sensualidad del encaje ha rebasado la barrera de los meses más fríos negándose a abandonar armarios durante esta temporada otoño-invierno, y parece que va a hacer lo propio con la llegada de los días más largos. Cuando la primavera comienza a florecer, nosotros empezamos a deshojarnos. De repente nos preocupamos por si nuestros codos están lo suficientemente hidratados y las prendas tienen una finalidad más allá de la de abrigar. Es en este contexto en el que el encaje se vuelve un genial compañero. más arriesgados. La persistencia del minimalismo ayuda a que se mantenga en tendencia acompañando a los vestidos lenceros. El maximalismo de la generación Z lo combina tanto que hace que dé la vuelta y hasta tenga sentido el juego. Y en la moda nupcial vuelve al candelero tras unos años discretos. De mucha ayuda para su regreso también ha servido la fuerte influencia de modas como la de la corsetería, que hace que nos vistamos del revés, o la vuelta del y lo gótico, estilos que siempre han ido de la mano de diseñadores como Alexander McQueen, Vera Wang o Vivienne Westwood. Nada desdeñable en este aspecto también las referencias de y del estilista de Jenna Ortega, Enrique Meléndez. El encaje es una declaración de intenciones, una carta abierta al romanticismo, en todas sus acepciones, que ha superado el hándicap del tiempo. Se deshace poco a poco de su intimidad intrínseca para estar presente en el día a día de la moda sirviendo como metáfora de la sobreexposición actual con todo lo que ello destila.