estilo
Decía Truman Capote que cuando Dios entrega un don también entrega un látigo.
En el caso de Ruth Lorenzo (Murcia, 1982), su voz, acompañada de un talento innato para la música, es el don que no duda en proteger contra viento y marea. Confiar en su visión y defender su criterio le ha generado grandes quebraderos de cabeza al desafiar a la industria musical. Por el camino, ha tenido que sacrificar algunos de sus proyectos musicales, pero no duda al reivindicar su propia libertad cuando afirma que los artistas no son «marionetas ni monigotes».Tiene claro que su voz importa, y no solo a la hora de cantar. «Cuando se invierte en un artista, automáticamente se