“LA TORPEZA ES UNA MINA DE ORO PARA LA COMEDIA”
ES UNA FRASE QUE PAUL RUDD ha repetido en varias ocasiones. Pero él está muy lejos de ser alguien que puede considerarse torpe. Tras su aire de canalla despistado y tierno, se esconde uno de los mejores comediantes del cine actual. Un actor que ha sabido reinventarse y dar el salto al cine superheroico. El estreno de la nueva entrega de Ant-Man demuestra que su carrera no debe tomarse ni mucho menos a broma.
Hablando de bromas, Paul hizo dos durante las dos horas que estuvimos juntos. Bueno, tal vez tres. Diez, como máximo. Rudd puede ser especialmente divertido en Te quiero, tío; El reportero: La leyenda de Ron Burgundy; Si fuera fácil e, incluso, en Ant-Man, de Marvel. Pero en persona puede parecer que no es especialmente muy cómico. No es alocado. Ni mínimamente fuera de lo común. Con gorro, gafas y una barba de un día y medio, me miró con los ojos entrecerrados durante cinco segundos a la entrada del restaurante antes de que me diera cuenta de que era él. Me preguntó amablemente si le parecía bien que cogiéramos una mesa en la zona del restaurante en vez de en la de la cafetería. Y cuando llegamos a la mesa, le pregunté si prefería sentarse de cara a la pared porque, ya sabes, es Ant-Man y la gente podría querer sacarse unas cuantas fotos con él. Pero me dijo: “Bueno, si me lo piden, normalmente lo hago…”. Afortunadamente, el ambiente en que transcurre nuestro encuentro es en general relajado y discreto.
Puedes volver a ver a Paul Rudd en sus numerosas películas o durante cualquiera de sus cinco apariciones como presentador deY hay que reconocer que resulta muy divertido en todas y cada una de las cosas en las que ha participado. Pero, como ocurre con tantas personas divertidas, también es algo complicado. Su humor está alimentado por cierta sensación de cansancio con la que todos podemos identificarnos. Y sus papeles más divertidos están marcados a partes iguales por la (1995), su primer trabajo importante cuando solo tenía 26 años. Y ahora que en realidad es un padre de mediana edad, su interpretación de un tonto que sufre por tonterías es muy convincente.
