Una de las coletillas más habituales en su conversación es “¡qué sé yo!”, y en cambio es difícil recordar una entrevistada –o entrevistado, no es cuestión de género– tan consciente y reflexiva, tan comprometida no sólo con la exactitud, también con la profundidad. Charlar con Helena Rohner es siempre una tarea agradable y provechosa; y más aún cuando hace semanas –desde la pasada gala de los Premios Interiores– que uno no se cruza con su vecina. Nos encontramos en su taller madrileño justo antes del comienzo de un puente, y la entrevista fluye.
¿Cuándo fuiste consciente de que querías ser diseñadora? ¿Recuerdas un momento