El primer día la informaron. Cada mañana, cuando llegara al trabajo, Bae Soyeon tenía que lavar los platos. Y limpiar la nevera o la oficina. Durante la jornada, servía el té a los clientes de sus jefes. Este fue el primer empleo de Bae Soyeon tras dejar la escuela: trabajaba en el departamento de exportación de una compañía naviera. Es licenciada en Comercio Internacional. Había asumido esas tareas sin problemas. “Mientras las mujeres limpiábamos, nuestros colegas varones fumaban o hablaban”.
En Angel-in-us, una especie de Starbucks coreano donde charlamos, esta treintañera nos habla de la vida cotidiana de miles de jóvenes licenciadas en Corea del Sur. A nuestro alrededor, la generación Z teclea en Kakao Talk, el WhatsApp coreano. La ahora directora de contenidos de NomadHer, una aplicación que pone en contacto a mujeres que viajan solas por todo el mundo, se declara sin miedo feminista. “Los surcoreanos no entienden el significado de la palabra feminismo. Ser una mujer independiente está muy mal visto”,