DELICIOSA REPOSTERÍA SIN INGREDIENTES ANIMALES
Los inicios de un pastelero vegano
Si alguien me hubiera dicho, a los dieciséis años, que en unos años iba a ser pastelero, cocinero y, además, vegano, hubiera pensado que se estaba riendo de mí. Era un chico con pelo largo, amante del rock y el heavy metal, aspirante a músico, estudiante de informática, con una familia detrás que siempre me apoyaba en todas las decisiones que tomaba.
Un día de junio de 2003 estaba en casa comiendo carne (como solía hacer a menudo) y, de fondo, en la televisión retransmitían un concierto de Paul McCartney. Lo que pasó en ese momento cambió mi vida para siempre, ya que al final del concierto salieron imágenes de cómo se explotan a los animales. Aparté el plato a un lado y decidí que nunca más volvería a comer carne. En esa época, mi hermana Diana era activista por los derechos de los animales y llevaba un estilo de vida vegetariano.
Así que, con diecisiete años, decidí seguir los pasos de mi hermana. Entré a colaborar en la ONG Anima-Naturalis y conocí a sus fundadores, Francisco y Leonora. Me sorprendió que ellos no tomaran lácteos ni huevos, algo que yo no consideraba indispensable en un mundo mejor para los animales. Al enseñarme todo lo que pasaba al consumir esos ingredientes decidí hacerme vegano.
Siendo vegetariano era fácil salir a comer o cenar fuera, ya que siempre había tortilla o huevos fritos en forma de bocadillo o plato. En cambio, al hacerme vegano me di cuenta de lo difícil que iba a ser tomar un café o comer algo fuera de casa. Un café