Recibimos en las páginas de nuestro coleccionable de estrellas de la pantalla grande de este mes a Leónidas Frank Chaney, al que la prensa de su época de mayor éxito como estrella del cine mudo proporcionó títulos de nobleza dentro de la aristocracia cinematográfica hollywoodiense del momento coronando su testa con los laureles de “hombre de las mil caras”, y “maestro del horror”, género en el que hizo sus más populares trabajos, trasladando el escalofrío incluso a sus interesantísimas incursiones en el melodrama.
El actor que nos acompaña en este número pasó a la historia del cine como Lon Chaney. Nació el 1 de abril de 1883 en Colorado Springs, Colorado, Estados Unidos, y falleció, víctima de una hemorragia de garganta, en Hollywood, Los Ángeles, California, el 26 de agosto de 1930 habiendo aparecido en 162 trabajos para el cine, cortos y largometrajes en sus 47 años de existencia, títulos y trabajos que sentaron las bases y códigos esenciales aplicados posteriormente al maquillaje para el cine de terror y el propio género en toda sus variantes prácticamente hasta los años sesenta del pasado siglo XX. Desde su 1,75 de estatura, Lon Chaney se coronó merced a su esfuerzo y talento vertidos en su triple faceta como actor, guionista y director, como un auténtico gigante de la pantalla grande.
Maestro de la mirada y del gesto
Hijo de padres sordomudos, Frank H. Chaney, barbero descendiente de ingleses y franceses, y Emma Alice Kennedy, descendiente de escoceses e irlandeses, entre cuyos antepasados destacaban William Ralston Kennedy, fundador de la Escuela para Sordomudos de Colorado, y el congresista John Chaney.
Desde la infancia, Chaney tuvo que adaptarse a la comunicación con sus padres por medio de la expresión facial, el lenguaje de signos y la pantomima, lo que hizo de él una personalidad especialmente sensible y, a la larga, un auténtico maestro en los detalles de esa forma de interpretación sin palabras que dominó en el cine silente hasta que se impusieron las películas habladas. Él mismo explicó la evolución de su proceso de comunicación con sus padres, que da pista sobre la que fue su