Para entender la crisis de los 30 años tenemos que pensar primero en los 20 años. Digamos que para hacer un recorrido rápido a dicha edad nos encontramos frente a un nuevo mundo, posibilidades tanto laborales, sexuales, sociales, etc. Es la época donde se estudia, se divierte, se tiene novios/as, se sueña con el futuro, se piensa en las aspiraciones y digamos que se espera a que se concrete el ideal del yo, es decir, que se haga realidad todo aquello para lo que “estoy destinado”.
Pero también es una etapa de la vida donde no hay prisas. Al menos desde el “acting” pero si desde el deseo. Podemos decir que la frase sería: “Queda tiempo y todo llegará”, y para colmo todos se empeñan en decirnos que “somos jóvenes”. Como si fuera solo cuestión de esperar. Es una etapa con muchos y variados cambios como la partida de la casa donde nos criamos, fundar una pareja, tener hijos, estudiar, salir de fiesta, hacer locuras, etc. Cada persona vive sus 20 de forma particular y personal.
LA CRISIS DE LOS 30 AÑOS
Algien le preguntó a un hombre de 31 años si había tenido su crisis. Y dijo que no, que “simplemente no sabía ni a donde había llegado ni hacia donde iba”. Y justamente, esa es la crisis de los 30. Es cierto que la edad es una cuestión de contextos, uno no se siente de “tal edad” mentalmente, es lo que nos rodea y las situaciones las que nos van marcando que algo cambia, como por ejemplo nuestro documento de “identidad” (que muchos se empeñan en ocultar).
Cabe aclarar que al decir 30 no nos referimos a tener exactamente esa edad. Algunos autores (EricPero esto no es exacto, en algunos casos se puede adelantar y en otros atrasar. O inclusive que no aparezca nunca colapsándose con la de los 40 o que no aparezca porque esté aceptada o que otros puedan aceptar la crisis estando ya dentro de un proyecto nuevo en su vida y con nuevas esperanzas y expectativas.