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LAS PANTALLAS DE ALGECIRAS – ANDALUCÍA ESPERABA LA INVASIÓN ALIADA EN 1942 –

SOLO CINCO MESES MEDIAN ENTRE EL FINAL DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑO-LA (1936-1939) Y EL COMIENZO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (1939-1945). Cuando aún no se habían apagado los rescoldos de la guerra fratricida en España, en Centroeuropa comenzaba lo que iba a ser el conflicto más mortífero de la historia de la Humanidad. El general Franco, ufano de su victoria, no sentía el llamado de participar en la guerra europea que aún él veía lejana. El gobierno español declaró en septiembre de 1939 la neutralidad, aunque sus simpatías políticas se inclinaban, claramente, a favor de la Alemania nacional-socialista.

No fue hasta que los escenarios de guerra se fueron trasladando del Este al Oeste de Europa cuando el gobierno español modificó su postura oficial. La primera vez que la guerra europea (solo luchaban aún Francia, Gran Bretaña y Alemania), se acercó a las fronteras españolas fue en junio de 1940, tras la victoriosa campaña militar de la Wehrmacht en Europa Occidental que barrió a los ejércitos francés, británico, holandés y belga. Francia se rindió ante Alemania y firmó un armisticio en el mismo vagón de ferrocarril usado por los aliados para firmar la rendición alemana en la Primera Guerra Mundial veintiún años antes. Las imágenes de las tropas alemanas desfilando por París dieron la vuelta al mundo, y muchos quisieron subirse al carro del vencedor. El primero fue el dictador italiano, Benito Mussolini, que con una improvisación total que pagaría cara, declaró la guerra a los aliados el 10 de junio de 1940. Hitler agradeció la postura italiana, más por su simpatía personal hacia el Duce, que por los beneficios militares que aportaría el destartalado ejército italiano.

Con Francia rendida y Gran Bretaña aislada y acorralada (el ejército británico había escapado de la aniquilación en las playas de Dunkerke), sintió el aliento de la guerra y, lo más peligroso, la tentación de unirse a ella. En el verano de 1940, la victoria alemana parecía inevitable en Europa, y Franco quiso plantear sus reivindicaciones al gobierno de Berlín, en el caso de solicitar el ingreso

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