La salud sería la capacidad de adaptarnos a los cambios de una manera fluida, un estado de armonización activa con nuestro medio ambiente, un modo de disfrutar de la vida misma, una forma de constante creatividad y progreso. En cambio, la enfermedad aparece cuando se altera ese equilibrio que es la salud; de modo que la definiremos como el intento del organismo de defenderse de las agresiones: agentes patógenos, condiciones ambientales o toxicidad interna.
Para comprender los mecanismos de la vida, en los que la salud es su máxima expresión, debemos considerar el cuerpo humano como un sistema de flujo controlado cibernéticamente. De manera que cuando penetran en el sistema sustancias tóxicas (microorganismos, contaminantes…) nuestro organismo reacciona activando sus mecanismos de defensa con la finalidad de restablecer el equilibrio de flujo alterado la enfermedad sería la expresión de los mecanismos de defensa. La enfermedad se va a instaurar de una forma progresiva conforme el flujo tanto de materia como de energía se vea alterado. No es una condición de aparición súbita: no pasamos de estar bien hoy a estar enfermos mañana.
La enfermedad en general se expresa en forma de eliminación y la paradoja es que enfermamos porque tenemos salud, es decir por la capacidad de eliminación del organismo. Pero a veces las toxinas a eliminar son superiores a la propia capacidad de eliminación y la enfermedad se vuelve crónica