A comienzos del siglo XX, existía una pequeña localidad al sudoeste de Gales llamada Perram. Por su ubicación, cercana a la costa, se encontraba muy _ expuesta a los vientos del océano. Eso, sumado al clima frío, ventoso y con altos niveles de humedad, originaba permanentes lluvias en la región. Por eso sus habitantes debían vestir abrigos pesados e impermeables. Desde ese lejano lugar surgió el nombre de la compañía argentina Perramus, que en 2022 cumplió 100 años.
Por esa zona del Reino Unido comenzaron a instalarse pequeñas fábricas que desarrollaron tejidos compactos y abrigados que permitían soportar los fuertes vientos. Estos materiales contaban con un proceso de impermeabilización que mantenía las prendas siempre secas. En la Argentina, a principios de los años 20, comenzaron a importarse esas telas desde Gales y con ellas se confeccionaron los primeros abrigos. Así, en 1922