Casi todas las mujeres suponen que conocen perfectamente el cuerpo de su pareja, esa sutil geografía poblada de terminaciones nerviosas que transportan la llamarada del deseo.
Pero a veces se preguntan: ¿hay alguna manera de proporcionar un placer más intenso? ¿Es posible que un hombre sea multiorgásmico?
¿El que se autosatisface, es un egoísta sin redención?
No se puede conocer a un hombre sin tocarlo, sin conocer cómo funciona su cuerpo y, a veces, para acercarse más hay que desafiar las leyes de un falso pudor. Un hombre puede insinuar que desea algunas aproximaciones nada ortodoxas, pero, ¿hasta qué punto debe tomarse este pedido al pie de la letra?
La cultura occidental no favorece particularmente que la mujer esté informada y conozca los requerimientos de estimulación por parte de su pareja. Para disipar hasta la másresponda el siguiente test: